¿Alguna vez usted se ha preguntado cómo es que algunos cristianos logran leer mal la promesa clara de Jesús que todos los que creen en Él para la vida eterna “no perecerán jamás”? ¿Qué hacen las personas con estos versículos? ¿Qué creen que significan? Evitar el significado claro de la promesa de Jesús requiere una distorsión seria de las Escrituras. Puedo imaginarme acontecer una conversación como ésta…
Rev. Arnie Minius: Pues sigamos haciendo nuestra traducción VMR más precisa de las Escrituras.
Prof. Fred Fallaway: ¡Sí, no puede ser demasiado cuidadoso hoy en día! Tenemos que vigilar todas las promesas poco realistas de Jesús. ¡La gente puede hacerse una idea equivocada! Ahora, ¿dónde estuvimos?
A: En Juan, capítulo 10:27 y siguiente, donde Jesús dice: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.”
F: Eso no puede ser correcto. Dice ¿”no perecerán jamás”?
A: Sí, “no perecerán jamás.”
F: ¿”Jamás”?
A: “Jamás.”
F: Y dice, ¿”ni nadie las arrebatará de mis manos”?
A: Sí.
F: Eso tiene que ser un error de imprenta. Hay que cambiarlo.
A: ¿Por qué usted dice eso?
F: Pues, obviamente el creyente mismo puede arrebatarse de la mano de Jesús, ¿no?
A: ¿Cómo?
F: Por dejar de creer en Él. O por cometer algún pecado mortal, o vivir una vida pecaminosa sin jamás arrepentirse. Si usted hace eso, ya no está en Su mano.
A: Sí, supongo que usted tiene razón.
F: Así que el versículo probablemente debe decir: “ni nadie las arrebatará de mi mano…a excepción del creyente mismo. Él se puede arrebatar.”
A: Sí, pero en ese caso, no es solamente el creyente que se puede arrebatar. ¿No podría cualquier persona convencerle al creyente no creer más, o cometer algún pecado terrible?
F: Sí, eso sucede todo el tiempo. Muchas personas acaban perdiendo la fe debido a algo que leyeron, o algo que les enseñaron (¡muchos de mis seminaristas han tenido esa experiencia!).
A: Es lo mismo con mis congregantes…en ese caso, el versículo deber decir: “Y cualquier persona las puede arrebatar de mi mano” Por eso también pienso que este asunto de “jamás perecerán” es tan engañoso (si no falso, de hecho).
F: Pues, ¿Cómo debemos cambiarlo?
A: Debe leer, “probablemente no perecerán, pero nadie puede saber con certeza.”
F: No, en todo caso, “probablemente” es demasiado optimista. Al fin y al cabo, en otra parte, Jesús dijo que pocos serán salvos. Así que debemos decir: “muy probablemente perecerán…”
A: Sí, eso suena mejor. Mientras estamos en eso, tendremos que hacer algo con esta mención de la “mano” del Padre y Él siendo “mayor.”
F: Naturalmente, dado que cualquier persona puede arrebatarlas de la mano del Padre. Claro, es “mayor,” pero no es más grande que la propia elección de alguien de no creer más o de pecar activamente. Ni es más grande que cualquier persona que puede convencer a un Cristiano de hacer cualquiera de esas cosas.
A: Exacto. Entonces pondremos: “Mi Padre que me las dio, no es más grande que todos; porque cualquier persona puede arrebatarlas de la mano de mi Padre.”
F: ¡Perfecto! Eso tiene mucho más sentido para mí. Entonces, para unir todo, lo que Jesús debe haber dicho es esto: “Mis ovejas oyen mi voz…y yo les doy vida eterna, y muy probablemente perecerán, así que nadie puede saber con certeza, porque cualquier persona puede arrebatarlas de mi mano. Mi Padre, que me las dio, no es más grande que todos, ya que cualquier persona las puede arrebatar de la mano de mi Padre también.”
A: ¡Excelente, envíalo a la impresora y vamos a decirlo a la congregación!
F: ¿Usted todavía tiene una congregación?
¡No, no, no! En lugar de ignorar o minimizar el significado claro de las palabras de Jesús, creo que me pararé en lo que realmente dice: que los creyentes jamás perecerán, y que, una vez que una persona ha creído en Jesús para la vida eterna, nadie la puede arrebatar de la mano de Jesús, o de la mano del Padre. ¡Podemos tener la certeza de que somos seguros, no debido a nuestro propio esfuerzo, sino a la promesa de Jesús!
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Shawn Lazar es el Director de Publicaciones para la Sociedad Evangélica de la Gracia (Grace Evangelical Society). Busque su último libro, Elegido para servir: Por qué la elección divina es al servicio, no a la vida eterna (Chosen to Serve: Why Divine Election Is to Service, Not to Eternal Life), disponible ahora.