Durante el descanso navideño, terminé leyendo la autobiografía de Jack Deere, Even in Our Darkness [Incluso en nuestra oscuridad]. Como sugiere el título, la encontré muy oscura. Se lee como una confesión de todas las ocasiones en las que el autor se sintió fracasado como padre, esposo, y amigo, por no mencionar como ministro. En un mundo donde muchos carismáticos se identifican con el “evangelio de la prosperidad,” la prosperidad exterior de Deere apenas cubrió el dolor y confusión que existía por debajo de la superficie.
El suicidio de su padre, y luego el suicidio de su hijo, Scott, fueron dos de los momentos cruciales en la vida de Deere. Esos eventos, en combinación con muchos otros problemas—a menudo autoinfligidos—lo dejaron luchando con muchas cuestiones teológicas y oraciones sin respuesta. Pero a pesar de todo, había una verdad de la que estaba seguro.
Las personas frecuentemente nos preguntan “¿Puede alguien que se suicidó ir al cielo cuando muera?” Aquí está la respuesta de Deere:
Mientras todavía estábamos en la casa de John y Nancy, recibí un correo electrónico de un lector. En uno de mis libros, había escrito acerca de mi convicción de que me reuniría con mi Papá en el cielo. No creo que el hombre supiera de la muerte de Scott. Sólo quiso corregirme.
“Las personas que se suicidan no van al cielo”, escribió. “No pueden confesar su último pecado.”
Cuando el diablo quiere enviar un mensaje, siempre puede hallar a una persona religiosa para entregarlo en el momento perfecto.
Pero no tuvo éxito. Me había convertido en un cristiano treinta y cinco años antes, y en el momento que creí, la noción de la balanza de San Pedro fue desterrada para siempre—al menos en cuanto a la salvación. Quizás lo único de lo que todavía estaba seguro era que nadie gana la vida eterna por medio de las obras. Es solo por la fe en Jesús. Y una vez que ocupe un lugar/entre en nuestros corazones, nunca sale.
No podemos ser conscientes de todos nuestros pecados, y mucho menos confesarlos todos (Deere, Even in Our Darkness [Incluso en nuestra oscuridad], p. 228.)
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Shawn Lazar es el Editor de la revista Gracia en el Enfoque, y es el Director de Publicaciones para la Sociedad Evangélica de la Gracia (Grace Evangelical Society). Él y su esposa Abby tienen tres niños. Es pastor bautista ordenado. Tiene el Bachillerato en Teología de la McGill University y Maestría de la Free University of Amsterdam. Ha escrito dos libros: Beyond Doubt: How to Be Sure of Your Salvation [Más allá de la duda: cómo estar seguro de su salvación] y Chosen to Serve: Why Divine Election Is to Service, Not to Eternal Life [Elegido para servir: por qué la elección divina es al servicio, no a la salvación eterna].