Introducción
Hace poco un amigo me hizo una pregunta relacionada con la evangelización. ¿Cómo podemos determinar que alguien ha creído el mensaje de salvación cuando presentamos el mensaje de vida eterna?
En muchos casos, cuando las iglesias o los misioneros hacen una presentación del evangelio, existe el deseo de confirmar que las personas fueron salvas. Debido a este deseo, se han desarrollado muchas tradiciones populares. El pastor puede pedir a los recién convertidos que levanten la mano o que caminen por el pasillo para demostrar que “realmente” creyeron. Otro método común es que el evangelista dirija a la persona en una “oración del pecador”. Los misioneros regresan de sus viajes afirmando que cientos de miles “llegaron a la fe” durante su tiempo en el extranjero. Cuando les preguntas cómo determinaron estos números, muchos responden que ellos bautizaron a los nuevos creyentes. En las iglesias de todo el mundo proliferan actos de confirmación similares. A menudo se hacen como una forma de “cerrar el trato” después de compartir el mensaje de salvación. El evangelista no puede mirar a alguien y saber si ha creído, así que muchos buscan y son formados para añadir estos pasos adicionales.
El problema con todos estos ejemplos es que apuntan a una acción externa como prueba o validación de la salvación. Sin embargo, los incrédulos no son salvos porque levantaron una mano o caminaron por un pasillo o dieron cualquier paso adicional. El incrédulo se salva cuando cree en Jesús para recibir el don de la vida eterna (Juan 1:12; 3:16; 5:24; 6:40, 47). Tristemente, cuando los evangelistas añaden estos pasos arbitrarios, se genera confusión. El hecho de añadir estos pasos de seguimiento lleva a muchos a pensar que los pasos eran necesarios para la salvación. Esto anula el mensaje de la vida eterna como un don gratuito (Efesios 2:8-9; Juan 4:10-14).
Otro problema significativo con estas acciones adicionales es que no se encuentran en la Biblia. Cuando consideramos el Evangelio de Juan, el único libro evangelístico de la Biblia (Juan 20:30-31), ninguno de estos añadidos subjetivos está presente. Algunos autores han señalado que lo más parecido a una “invitación” del Señor se encuentra en Juan 11:25-26. El Señor está hablando con Marta y le comparte su mensaje.
El Señor se dirige a Marta y comparte con ella el mensaje de salvación, diciendo:
“Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?”
Después de exponer el mensaje salvador, el Señor pregunta si ella lo cree. El Señor no exige de Marta ningún acto de obediencia para demostrar que ha creído. No le pide que levante la mano, que se bautice o que camine por un pasillo. El Señor simplemente le pregunta a Marta si ha creído el mensaje que Él acaba de compartir. Su ejemplo es el que debemos seguir. Al compartir el mensaje de la vida eterna, cualquier conversación de seguimiento debe centrarse en confirmar que la persona está convencida del mensaje de salvación, en lugar de llevar a cabo alguna acción.
La pregunta de mi amigo habla del deseo de muchos de asegurarse de que fueron claros al compartir el mensaje salvador. A veces evangelizamos y pensamos que fuimos claros, pero más tarde descubrimos que la persona seguía confundida. Podemos explicar Juan 3:16 o Efesios 2:8-9, pero el incrédulo podría alejarse pensando que puede perder su salvación. ¿Qué podemos decir o preguntar después de compartir el mensaje de vida para asegurarnos de que fuimos entendidos? Me gustaría hacer una sugerencia.
En primer lugar, sigue el ejemplo del Señor. Pregúntales si han creído lo que el Señor ha prometido en estos pasajes. Pregúntales si han creído en Jesús para vida eterna, y que entienden que esta vida nunca se puede perder.
En segundo lugar, si dicen que sí, que han creído en Jesús para vida eterna, hazles una pregunta del tipo “incluso si”.
Da algunos ejemplos:
¿Sigues teniendo vida eterna incluso si dejas de ir a la iglesia?
¿Sigues teniendo vida eterna incluso si mientes o cometes adulterio?
¿Sigues teniendo vida eterna incluso si “__________”?
Este método logra dos cosas. Elimina cualquier confusión respecto a una acción adicional. No estás añadiendo o buscando una prueba externa a través de una obra como una oración o levantando la mano. Segundo, le ofrece al evangelista una idea de lo que las personas creen. Si han creído en Jesús para vida eterna y han entendido que esta vida nunca se puede perder, entonces la respuesta siempre será “sí”. Incluso si caen en pecado, todavía tienen vida eterna, porque la vida eterna nunca se puede perder. Si han creído el mensaje, estarán seguros de decir “sí”. Personalmente, he tenido personas que empiezan a añadir mis ejemplos de declaraciones de “incluso si”. El objetivo es que ellos tengan la seguridad de la salvación, incluso si fallan después. Sin embargo, si todavía están confusos, a menudo vacilarán en sus respuestas, o dirán “no” a algunos de los ejemplos de “incluso si”. En ese caso, animaría al evangelista a volver al mensaje de salvación y a la promesa de vida eterna como un don que nunca se puede perder.
En 2 Tim 2:13, el Apóstol Pablo hace esta asombrosa declaración acerca de nuestro Salvador y Su fidelidad:
“Si fuéremos infieles, él
Permanece fiel;
Él no puede negarse a sí mismo”.
En otras palabras, el apóstol hace una afirmación “incluso si”. Incluso si somos infieles, el Señor permanece fiel. Él ha prometido que los que han creído en Él no se perderán jamás, sino que tienen vida eterna (Juan 3:16, 5:24, 6:40, 47, 11:26-27). Aunque fallemos, Su promesa es para siempre. ¿Lo crees?
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Kathryn Wright tiene una maestría en Estudios Cristianos del Seminario Luther Rice. Ella coordina nuestros viajes misioneros a corto plazo, y también enseña ella misma. Adicionalmente, habla y enseña en conferencias de mujeres, conduce estudios bíblicos y contribuye regularmente a nuestro blog y a nuestra revista. Kathryn y su esposo Dewey viven en Columbia, Carolina del Sur.