Estaba hablando con un caballero presbiteriano, admirador de Gordon Clark y John Robbins, sobre como los calvinistas entendían la naturaleza de la fe. Cuando le pregunté su opinión sobre si pensaban que la seguridad era la esencia de la fe salvadora, dijo claramente que sí. “Después de todo, cuando Jesús prometió, ‘Voy y preparo un lugar para ti’ (Juan 14:3) – ¿cómo puedes creer eso, y a la vez no estar seguro de que Él preparó un lugar para ti? ¡No puedes!”, dijo. “O crees que tienes un lugar, o no lo tienes, y si no lo tienes, entonces no Le crees.”
Exactamente.
Si tu respuesta a esa promesa es decir, “Tal vez lo hizo, tal vez no”, entonces no crees lo que Jesús prometió.
Jesús y los apóstoles te hicieron ciertas promesas de salvación que puedes creer o no. Por ejemplo, los apóstoles predicaron:
Sabed, pues, esto, hermanos: que por medio de Él se os anuncia perdón de pecados, y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en Él es justificado todo aquel que cree (Hechos 13:38-39).
¡No puedes creer la promesa de que “todo el que cree es justificado” sin creer también que eres justificado! Si piensas: “Creo, pero no estoy seguro de estar justificado”, entonces no lo crees. Al contrario, dudas de esa promesa.
Juan el Bautista dijo de Jesús:
Al día siguiente Juan vio a Jesús venir hacia él y dijo: “¡He aquí! ¡El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!” (Juan 1:29).
Si no estás seguro de que tu pecado ha sido quitado, entonces no crees en esta promesa. Si la crees, entonces no puedes evitar creer que tu pecado ha sido quitado por el Cordero de Dios.
Considera lo que Jesús le prometió a Marta:
Jesús le dijo, “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque este muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente” (Juan 11:25-26a).
Si crees en esa promesa, ¿morirás o no? Si no estás seguro de la respuesta, entonces no crees.
Y para dar un último ejemplo,
“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24).
¿Puedes creer esa promesa y todavía preocuparte de que te diriges a la muerte y juicio? Por supuesto que no. Si lo hicieras, estarías rechazando la promesa de Jesús, no creyéndola.
Negar que la seguridad es la esencia de la fe salvadora es una forma de irracionalismo. Peor que eso, anima a la gente a seguir dudando de Jesús, como si eso fuera una parte normal de la fe. En lugar de animarlos en su duda, la gente debería ser confrontada con su incredulidad y retada a creer lo que Jesús prometió. Para muchas personas, eso les ayudará a volver a la fe que perdieron. Pero para muchos otros, significará creer en Jesús por primera vez y al creer, habrán pasado de la muerte a la vida en ese momento.
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Shawn Lazar es el Director de Publicaciones para la Sociedad Evangélica de la Gracia (Grace Evangelical Society). Busque su último libro, Elegido para servir: Por qué la elección divina es al servicio, no a la vida eterna (Chosen to Serve: Why Divine Election Is to Service, Not to Eternal Life), disponible ahora.