Jesús mandó, “haceos tesoros en el cielo,” (Mateo 6:20), y prometió regresar con “mi galardón…para recompensar a cada uno según sea su obra” (Ap 22:12). Se puede observar que el tema de las recompensas eternas se menciona a largo de las Escrituras, con promesas de riquezas, mansiones y autoridad en la vida venidera.
¿No deberías desear esas recompensas?
Algunos dudan ante la idea de sentirse motivados por obtener tesoros celestiales. A ellos, eso les parece, pues, demasiado egoísta. Y los cristianos no deberían ser egoístas, ¿verdad?
Pero, ¿a quién se le ocurrió la idea de que es inmoral buscar las recompensas de Dios? ¡Seguramente, no a Dios mismo! Jesús presentó la idea de obtener tesoros celestiales como eminentemente deseables. Deberías desear esas recompensas por tu propio bien. ¿No debería eso motivarte? C.S. Lewis pensó que sí:
“Si acecha en la mayoría de las mentes modernas la noción que desear nuestro propio bien y esperar sinceramente el disfrute de ello es algo malo. Sostengo que esta noción surgió de Immanuel Kant y de los estoicos y no tiene parte en la fe cristiana. De hecho, si consideramos las evidentes promesas de recompensa y la asombrosa naturaleza de las recompensas prometidas en los evangelios, parecería que nuestro Señor no encuentra nuestros deseos demasiado fuertes, sino muy débiles. Somos criaturas desinteresadas engañandonos con alcohol, sexo y ambiciones cuando el gozo infinito nos es ofrecido como a un niño ignorante que quiere seguir haciendo tortas de barro en un barrio pobre, porque no puede imaginar lo que significa pasar un día de fiesta en el mar. Nos satisfacemos con demasiada facilidad,” (Lewis, “The Weight of Glory” [“El peso de Gloria”]).[1]
El problema para el discipulado cristiano no es que actúes por motivaciones egoístas, sino que estás motivado por cosas menores, p. ej., por las “tortas de barro” de la vida, y no por cosas más grandes como las recompensas eternas. Y si ese es el caso, Tu problema no es el egoísmo, sino que te conformas con demasiada facilidad.
Si estás más motivado por las cosas mundanas que tienes a la mano que por las cosas eternas que Él te tiene en Su mano, entonces tus deseos no son demasiado fuertes—son demasiado débiles.
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Shawn Lazar es el editor de la revista Gracia en el Enfoque, y es el Director de Publicaciones para la Sociedad Evangélica de la Gracia (Grace Evangelical Society). Él y su esposa Abby tienen tres niños. Es pastor bautista ordenado. Tiene el Bachillerato en Teología de la McGill University y Maestría de la Free University of Amsterdam. Ha escrito dos libros: Beyond Doubt: How to Be Sure of Your Salvation [Más allá de la duda: cómo estar seguro de su salvación] y Chosen to Serve: Why Divine Election Is to Service, Not to Eternal Life [Elegido para servir: por qué la elección divina es al servicio, no a la salvación eterna].
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[1]Cita de Lewis tomada del artículo “¿Por qué ir a la iglesia no te hace un cristiano?” traducido por Daniel Elias en los archivos del blog Teogracia. Accedido a través de Google el 14 de Septiembre, 2021.