La imagen de San Pedro de pie ante las puertas del cielo, examinando a la gente para determinar si entran o no en el cielo, es icónica en la cultura occidental. Durante años se ha perpetuado a través de chistes, programas de televisión e incluso dibujos animados como The Far Side [El Lado Lejano]. La representación de una larga fila de personas esperando en las nubes para ver quién entrará en el cielo está tan normalizada que mucha gente probablemente piensa que realmente así será. Sin embargo, hay muchos conceptos no bíblicos en estas imágenes. Primero, en Juan 5:22, el Señor hace esta importante declaración: “Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo“.
Pedro no juzgará al mundo. Es a Jesucristo a quien el Padre ha dado esta autoridad.
Este énfasis cultural sobre Pedro y las puertas del cielo ofrece otro concepto erróneo. Estas representaciones a menudo enseñan que la salvación eterna se obtiene por las buenas obras. Sin embargo, la Biblia deja claro que la salvación no es por obras, sino por gracia por medio de la fe (Efesios 2:8-9; Romanos 4:1-5).
Otro concepto erróneo que se desprende de estas imágenes es que solo existe un juicio final, durante el cual todos comparecerán ante el Señor para determinar su destino eterno. Esto también es incorrecto. La Biblia habla de varios juicios —que involucran a diferentes personas y resultados— que tendrán lugar cuando el Señor regrese. Esta entrada de blog analizará tres de estos juicios, prestando especial atención a quién será juzgado, cuándo tendrá lugar cada juicio y los resultados de cada juicio. Estos tres juicios pueden clasificarse como los “juicios nombrados”, porque los tres se describen específicamente en las Escrituras y tienen nombres asignados.
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El Gran Trono Blanco
El primer juicio que las Escrituras describen es el Juicio del Gran Trono Blanco. Se encuentra en Apocalipsis 20:11-15. Se nos dice que los que comparecen ante el Señor en este juicio son los muertos (v 12). Este juicio no incluye a aquellos que están vivos en Cristo. Aquellos nacidos de nuevo creyendo en Jesús para vida eterna nunca comparecerán ante el Señor en este juicio. Jesús dice en Juan 5:24 que cualquiera que cree en Él “no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida“. En otras palabras, aquellos que han creído en Jesús pueden consolarse sabiendo que su salvación eterna ya ha tenido lugar y que nunca serán juzgados en el Gran Trono Blanco. Este juicio es solo para los no creyentes y ocurrirá después del reinado milenario del Señor sobre la tierra (Apocalipsis 20:4-10). El resultado de este juicio es que aquellos que no se encuentren en el Libro de la Vida serán arrojados al lago de fuego (Apocalipsis 20:15).
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El Tribunal de Cristo (Bema)
El segundo juicio nombrado es el Tribunal de Cristo (1 Corintios 3:10-15; 2 Corintios 5:10; Romanos 14:10; 1 Juan 2:28; Lucas 19:11-27). También se le conoce como el Bema. Pablo escribe sobre ello en 2 Corintios 5:10: “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo“.
Este es un juicio para los creyentes de la era de la iglesia. Pablo se incluye a sí mismo (nosotros) en este juicio. Esto es diferente al Gran Trono Blanco, que es para los no creyentes. El Bema no determina la salvación del creyente; más bien, determinará las recompensas recibidas debido a buenas o malas obras. El resultado de este juicio será la aprobación y la recompensa o la desaprobación y la reprensión (1 Corintios 9:24-27; 2 Timoteo 2:12,15). Además, este juicio tendrá lugar en un momento diferente. Mientras que el Gran Trono Blanco ocurre después del reino milenario, el Bema ocurrirá después del Arrebatamiento de la Iglesia y antes del Milenio.
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El Juicio de las Ovejas y los Cabritos
El tercer juicio nombrado en las Escrituras es El Juicio de las Ovejas y los Cabritos. Se encuentra en Mateo 25:31-46. A diferencia del Juicio del Gran Trono Blanco y el Bema, este juicio involucra tanto a creyentes como a no creyentes. Es único en que es solo para aquellos que están vivos al final de la Tribulación (v 31). Además, solo involucra a los gentiles (v 32 “naciones”). El resultado de este juicio es que las ovejas heredan el reino (v 34), mientras que las cabras son enviadas a Hades para esperar su juicio final después del Milenio. Las ovejas no reciben la vida eterna por sus buenas obras. La vida eterna es un don que se concede gratuitamente a los que creen en Jesús (Efesios 2:8-9; Juan 3:16; 4:10). A las ovejas se les dice que, debido a sus buenas obras, heredarán el reino. Hay una diferencia entre entrar en el reino y heredarlo. Heredar el reino habla de recompensas. Esto se refiere al privilegio de reinar con el Rey.
En una entrada posterior de blog, examinaremos tres juicios sin nombre que también tendrán lugar cuando el Señor regrese.
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Kathryn Wright tiene una maestría en Estudios Cristianos del Seminario Luther Rice. Ella coordina nuestros viajes misioneros a corto plazo, y también enseña ella misma. Adicionalmente, habla y enseña en conferencias de mujeres, conduce estudios bíblicos y contribuye regularmente a nuestro blog y a nuestra revista. Kathryn y su esposo Dewey viven en Columbia, Carolina del Sur.