Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos (1 Tim 6:12)
¿Qué significa “echar mano de la vida eterna”? ¿No tienen ya los creyentes la vida eterna? Entonces, ¿por qué tendríamos que aferrarnos a ella?
En la edición de marzo de 2017 de Berean Searchlight, Ricky Kurth lo explicó así:
Entonces, ¿qué quería decir Pablo cuando dijo que obedecer sus instrucciones le permitiría a Timoteo echar mano de la vida eterna? Bueno, lo primero que debes entender sobre esto es que es posible “echar mano” de algo que ya posees, como vemos cuando el Señor como vemos en esas palabras del Señor,
“¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si esta cayere en un hoyo en día de reposo,[a] no le eche mano, y la levante?” (Mateo 12:11).
En el escenario que el Señor describe aquí, la oveja es algo que pertenece a un hombre, pero no puede hacerle ningún bien en el hoyo. El hombre puede beneficiarse de su lana esquilándola, ni alimentar a su familia aliñando su carne. Entonces, si bien el hombre posee la oveja, debe echar mano de ella si desea beneficiarse del hecho que la posee.
Del mismo modo, la salvación ya es tuya por medio de la fe (Ef 2:8-9), pero no hay ningún beneficio actual que puedes derivar de ella a menos que eches mano de ella. Si estás sumido en el amor al dinero y en el deleite de la carne, estás echando mano de esta vida, no de la vida eterna. Pero si te huyes de las cosas mundanas, y persigues la justicia, puedes echar mano de la vida eterna y beneficiarte de ella ahora, en esta vida.
Si te estás preguntando cómo puedes beneficiarte de tu salvación en esta vida, considera lo que Pablo les dijo a los santos en Roma:
“porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis” (Romanos 8:13).
Si “haces morir” o ejecutas las obras de la carne, vivirás, realmente vivirás—vivirás a lo grande, espiritualmente hablando. Experimentarás la satisfacción incalculable de saber que estás viviendo una vida que agrada a Dios Todopoderoso, y, al hacerlo, echarás mano de la vida eterna ahora, en esta vida. Incluso el mundo sabe que “la virtud es su propia recompensa”. Entonces, ¿por qué esperar para disfrutar de la vida eterna en la próxima vida cuando puedes vivir la vida rica y satisfactoria que eventualmente vivirás en el cielo aquí y ahora? (Berean Searchlight, marzo, 2017, pp. 7-8).
Hay más en la vida cristiana que solo nacer de nuevo. Esa es la primera cosa que debe suceder. Pero de ese momento en adelante, debes crecer en esa vida. Dicho de otra manera, Jesús explicó, “yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). Hay una vida abundante que podemos experimentar ahora. Es una experiencia de profunda comunión e intimidad con Dios. Pero no es algo que sucederá automáticamente. Debes echar mano de lo que Dios vino a darte.
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Shawn Lazar es el editor de la revista Gracia en el Enfoque, y es el Director de Publicaciones para la Sociedad Evangélica de la Gracia (Grace Evangelical Society). Él y su esposa Abby tienen tres niños. Es pastor bautista ordenado. Tiene el Bachillerato en Teología de la McGill University y Maestría de la Free University of Amsterdam. Ha escrito dos libros: Beyond Doubt: How to Be Sure of Your Salvation [Más allá de la duda: cómo estar seguro de su salvación] y Chosen to Serve: Why Divine Election Is to Service, Not to Eternal Life [Elegido para servir: por qué la elección divina es al servicio, no a la salvación eterna].