Hay dos motivaciones muy diferentes para el ministerio.
La primera motivación surge desde la duda, y la segunda surge desde la certeza.
Esa fue la experiencia de Anthony Norris Groves, uno de los primeros “Hermanos de Plymouth,” y a menudo llamado “el padre de las misiones de la fe.”
En su interesante biografía, Robert Dann nota cómo Groves experimentó ambas de estas motivaciones.
Cuando era joven, Groves fue influenciado por el ministerio de dos clérigos de la Iglesia de Inglaterra. En ese momento, dice Dann, “Groves se sintió atraído por la fe personal en Cristo” (Father of Faith Missions [Padre de las misiones de fe], p. 19). En ese tiempo, Groves profesaba ser “un discípulo de Cristo.” No obstante, mientras Dann parece afirmar que Groves era nacido de nuevo en aquel momento, también notó que “su corazón estaba lleno de dudas. Tenía dudas de su futuro, de María, e incluso de su propia aceptación ante Dios (Father of Faith Missions [Padre de las misiones de fe], p. 19). Groves era un discípulo, pero carecía de la certeza de la salvación (“su aceptación ante Dios”). Para mí, eso significa que Groves todavía no había entendido y creído la promesa de salvación de Jesús. Había muchas personas que seguían a Jesús como discípulos, pero no todos fueron creyentes. Como lo entiendo yo, Groves estaba cerca de ser un creyente, pero aun no lo era.
Entonces ¿qué hizo Groves para obtener la certeza que le faltaba? ¡Decidió convertirse en misionero! ¿Y no es esto lo que hacen muchas de las personas? Tratan de reprimir las dudas de su salvación involucrándose en un trabajo religioso, como para hacerse dignos de la salvación, o quizás para probar que realmente nacieron de nuevo. Para mí, eso indica una mentalidad de la salvación por obras.
En cualquier caso, Groves escribió a la Church Missionary Society [la Sociedad Misionera de la Iglesia], y expresó su interés en las misiones. Pero como nota Dann, “Sin embargo, sus pensamientos todavía se dirigían a lo que él podía hacer para Dios, en vez de lo que Dios había hecho por él” (Father of Faith Missions [Padre de las misiones de fe], p. 20.)
Después, Groves conoció a dos hermanas, Bessie y Charlotte Paget. Ellas no eran miembros de la Iglesia de Inglaterra, sino disidentes. “Bessie le habló abiertamente sobre su necesidad de aceptar y creer el amor de Dios por él” (Father of Faith Missions [Padre de las misiones de fe], p. 21). Lo agradezco. Una gran parte de nuestro ministerio en GES consiste en alcanzar a los cristianos “culturales” concerniente a su necesidad de creer el mensaje salvífico. Groves fue terco, pero las hermanas persistieron. Y poco a poco, con su generosidad y cuidado cariñoso, empezaron a ganarlo. Sin embargo, lo más importante fue que Bessie expuso al joven a las Escrituras. Como nota Dann,
“Las Escrituras que ella le mostró finalmente llevaron al joven dentista a la certeza de la salvación. Abandonó toda esperanza de hacerse digno del amor de Dios, y puso toda su confianza en Cristo como Salvador. Inmediatamente, sus aspiraciones de ser misionero revivieron—ya no como un medio para hallar el favor de Dios, sino ahora como un deseo natural de compartir con los demás la misma certeza que él había obtenido“ (Father of Faith Missions [Padre de las misiones de fe], p. 21).
Groves obtuvo la certeza cuando finalmente renunció a la salvación por obras (“haciéndose digno del amor de Dios”) y creyó en Jesús como su Salvador (“puso toda su confianza en Cristo como Salvador”). Y en vez de disminuir su deseo de servir a Dios, la certeza de su salvación aumentó sus intenciones de ser misionero porque ¡ahora tuvo un mensaje que valía la pena compartir! ¡Groves ya no estaba motivado para el ministerio como medio para obtener la certeza, sino para compartir las buenas noticias con los demás para que ellos también pudieran tener la certeza de su salvación en Cristo!
Si no tienes la certeza de tu salvación, ¿puede ser que, como Groves, no hayas puesto “toda [tu] confianza en Cristo como Salvador”? ¿Qué quiere decir eso? Si te falta la certeza, ¿puede ser que pienses que tu salvación depende, en parte, de lo que debes hacer por Dios? Tal vez piensas que Jesús ofrece la oportunidad de ser salvo a los que hacen lo suficiente para ganar o mantener la salvación. O quizás crees que Jesús hará el 99% del trabajo, pero todavía necesitas contribuir 1%. En ese caso, no has creído en Jesús completamente. Todavía crees que debes hacer algo para salvarte a ti mismo. Si es así, no es de extrañar que tengas dudas, porque ¿quién puede estar seguro de que ha hecho lo suficiente o lo que se requería?
La buena noticia es que Jesús hace el 100% del trabajo en la salvación, y tú haces el 0%. La salvación es por la fe en Él, totalmente aparte de ningunas obras tuyas (Gá 2:16). Jesús prometió que todo aquel que cree en Él tiene vida eterna (véase Juan 3:16; 5:24; 6:47). Si cumples con la condición, el regalo es tuyo. Cumplir esa promesa es enteramente Su responsabilidad. El que es fiel lo hará. La única cuestión es, ¿Tú Le crees?
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Shawn Lazar es el editor de la revista Gracia en el Enfoque, y el Director de Publicaciones para la Sociedad Evangélica de la Gracia (Grace Evangelical Society). Él y su esposa Abby tienen tres niños salvajes. Es pastor bautista ordenado. Tiene el Bachillerato en Teología de McGill University y Maestría de la Free University of Amsterdam. Ha escrito dos libros: Beyond Doubt: How to Be Sure of Your Salvation [Más allá de la duda: cómo estar seguro de su salvación] y Chosen to Serve: Why Divine Election Is to Service, Not to Eternal Life [Elegido para servir: por qué la elección divina es al servicio, no a la salvación eterna].