El maestro de Eclesiastés—que probablemente era el rey Salomón—estaba buscando el significado de la vida “bajo el sol”. Sin embargo, todos sus esfuerzos para encontrar ese significado fracasaron. Intentó hallar un propósito a través de la búsqueda de la sabiduría (Ecl 1:12-14, 18), el placer (Ecl 2:10-11), el legado (Ecl 2:18-20), la riqueza (Ecl 5:10-11), incluso los niños (Ecl 6:3-4)—entre otras cosas—y concluyó que todo trabajo bajo el sol era “vanidad” o sin sentido (Ecl 1:1-3; 12:8) . ¿Por qué? Porque ninguna de esas cosas era capaz de satisfacer sus deseos (Ecl 1:8), nada de lo que pudiera hacer tendría un impacto en el mundo—que simplemente siguió adelante por eternidad, como si la humanidad no existiera (Ecl 1: 4, 9), nada de lo que haría sería recordado (Ecl 2:16), y finalmente, cualquier cosa que pudiera realizar terminaría con la muerte (Ecl 9:2-3). Entonces, ¿Por qué preocuparse en trabajar bajo el sol? Cómo lo expresó Salomón:
¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? (Ecl 1:3).
¿Por qué trabajar?
No tenía sentido.
O al menos parecía no tener sentido…si se evalúa las cosas desde una perspectiva meramente humana.
Esa es la clave para entender Eclesiastés. Es una reductio ad absurdum para un punto de vista meramente terrenal. Como enseña el resto de la Biblia, hay una realidad más allá del sol. Y esa es la respuesta a la pregunta de Salomón—nuestro anhelo por la eternidad sólo puede ser respondido por la eternidad (Ecl 3:11). Aún más específicamente, quiero sugerir que la doctrina bíblica de las recompensas eternas—especialmente la recompensa de gobernar con Cristo—responde a la búsqueda del significado de Salomón.
Muy pocas iglesias enseñan que la vida eterna es un regalo gratuito dado por medio de la fe, aparte de las obras (compara Juan 3:16; Ga 2:16; Ef 2:8-9), y aún menos enseñan que Jesús también recompensará a los creyentes por su fidelidad, perseverancia, superación, y obras (cf. Lucas 19:17; 2 Tim 2:12; Ap 3:21; 22:12). ¡Pero las recompensas eternas son la respuesta al pesimismo de Salomón! Considera cuatro hechos sobre las recompensas eternas que muestran que vale la pena trabajar bajo el sol:
- Cada buena cosa que hagas— dar un solo vaso de agua—será recordada (Mt 10:42). Aunque con el tiempo las personas olvidarán lo que has hecho, en la eternidad, Dios no lo hará. Al contrario, todo lo que hayas hecho—ya sea bueno o malo—será recordado y recompensado en consecuencia en el Tribunal de Cristo (1 Cor 3:11-15).
- Tus recompensas durarán más que la tierra actual (Ap 21:1). Salomón pensaba que las generaciones van y vienen pero que la tierra es eterna (Ecl 1:4). Pero la tierra sólo parece así desde la perspectiva limitada de estar “bajo el sol.” Por el contrario, desde una perspectiva divina, la tierra actual pasará (2 Ped 3:10), mientras que todo aquel que crea en Jesús no perecerá jamás (Juan 3:16). Y las recompensas por sus obras también serán eternas (1 Cor 9:25).
- Tus recompensas durarán más que la muerte (Ap 20:6, 14). Contra Eclesiastés, la muerte no es el final. De hecho, la muerte misma se acabará cuando sea arrojada al lago de fuego. Los creyentes serán resucitados de entre los muertos, y ya han pasado de muerte a vida (Juan 5:24; 11:25).
- Tus recompensas afectarán tu estatus en el reino por eternidad (cf. 1 Cor 9:25; 2 Tim 2:12; Ap 21:24). Puede parecer que lo que has hecho durante esta vida tiene efectos insignificantes, e incluso puede parecer inútil, pero puedes estar seguro de que tus acciones tendrán consecuencias eternas. Tú fidelidad ahora ayudará a determinar tu posición en el reino por toda la eternidad.
Salomón preguntó ¿qué beneficio obtiene el hombre de su trabajo realizado bajo el sol? Si es creyente, y su trabajo es bueno y fiel, el beneficio es eterno.
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Shawn Lazar es el editor de la revista Gracia en el Enfoque, y es el Director de Publicaciones para la Sociedad Evangélica de la Gracia (Grace Evangelical Society). Él y su esposa Abby tienen tres niños. Es pastor bautista ordenado. Tiene el Bachillerato en Teología de la McGill University y Maestría de la Free University of Amsterdam. Ha escrito dos libros: Beyond Doubt: How to Be Sure of Your Salvation [Más allá de la duda: cómo estar seguro de su salvación] y Chosen to Serve: Why Divine Election Is to Service, Not to Eternal Life [Elegido para servir: por qué la elección divina es al servicio, no a la salvación eterna].