Escuché decir que todas las personas en cada momento están pasando por una tormenta, entrando en una tormenta, o saliendo de una tormenta.
La vida está llena de tormentas. Y la gente está llena de opiniones sobre cómo atravesarlas, como los amigos de Job.
El libro de Job está lleno de tales opiniones, y todas son equivocadas. Toda esa sabiduría meramente humana sobre las causas del sufrimiento de Job estaba equivocada. Su confianza teológica no sustituyó la veracidad teológica.
Al final del libro de Job, después de estar agotado por estos largos discursos, vemos que finalmente es el turno de Dios de hablar.
Dios aparece en una tormenta.
Ya que la vida de Job era un torbellino de dolor, duda y sufrimiento, fue apropiado que Dios apareciera en la tormenta y hablara desde ella.
Hablando metafóricamente, todos necesitamos que Dios nos hable desde la tormenta.
Y cuando Dios habla, confirma lo que el lector ha sospechado desde el principio—es decir, que las razones, racionalizaciones, especulaciones, e imaginaciones de los amigos de Job no arrojaron ninguna luz sobre la situación real de Job. No fue nada más que una serie de ataques personales:
“¿Quién es ése que oscurece el consejo con palabras sin sabiduría?” (Job 38:2).
Palabras sin sabiduría.
La duración de los discursos no compensó la ignorancia sobre cómo funcionaba realmente el mundo, y qué estaba pasando realmente con el sufrimiento de Job.
Sin embargo, Dios no lo aclara exactamente.
En vez de responder a las preguntas de Job sobre la razón de su sufrimiento, Dios examina a Job con varias preguntas que destacan las limitaciones extremas de su conocimiento de la creación. ¿Job estuvo presente en la fundación de la tierra? No. ¿Comprende las estrellas? No. ¿Siquiera sabe cuando las cabras dan a luz? De nuevo, no. ¿Qué pasa con el Behemoth y el Leviatán? ¡Olvídalo!
Dios definitivamente pone a Job en su lugar.
¿Por qué?
¿Cuál fue el objetivo de Dios?
Algunos comentaristas piensan (sin mucho cariño) que en vez de responder a las preguntas de Job, Dios, a través de una demostración de Su poder, estaba tratando de intimidar a Job para que se sometiera a Él. Ellos afirman que Dios le estaba recordándo a Job lo pequeño, débil y tonto que es comparado con Dios, y que en vez de quejarse, debería callarse.
Creo que esa es la conclusión incorrecta.
Creo que Dios estaba enseñando una lección diferente.
Sí, Dios estaba demostrando lo poco que sabía Job, y la pequeñez de su papel en el gran esquema de las cosas.
Pero más allá de eso, Dios estaba enfatizando su grandeza. ¿Por qué es importante eso?
Creo que Dios estaba diciendo, “Job, confía (en?) que soy sabio, incluso si no entiendes todo lo que estoy haciendo.”
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Shawn Lazar es el Editor de la revista Gracia en el Enfoque, y es el Director de Publicaciones para la Sociedad Evangélica de la Gracia (Grace Evangelical Society). Él y su esposa Abby tienen tres niños. Es pastor bautista ordenado. Tiene el Bachillerato en Teología de la McGill University y Maestría de la Free University of Amsterdam. Ha escrito dos libros: Beyond Doubt: How to Be Sure of Your Salvation [Más allá de la duda: cómo estar seguro de su salvación] y Chosen to Serve: Why Divine Election Is to Service, Not to Eternal Life [Elegido para servir: por qué la elección divina es al servicio, no a la salvación eterna].