Mientras escribo y reescribo mis capítulos para nuestro próximo libro sobre la teología sistemática, Doctrine for Disciples [Doctrina para discípulos], la estoy empezando a comparar con otros libros de teología. Al hacer eso, he descubierto un excelente capítulo sobre la salvación por George Meisinger llamado, “La salvación solo por la fe” en “The Fundamentals for the Twenty-first Century” [“Los fundamentos del siglo XXI”], editado por Mal Couch.
Meisinger hace varios puntos excelentes, incluidos sus comentarios sobre la naturaleza de la creencia como persuasión, que es crucial para entender.
La gente puede predicar la salvación por fe todo el día, pero si definen la “fe” incorrectamente, pueden “pegarse un tiro en el pie.” Casi siempre es el caso de los predicadores de la salvación por señorío, pero también puede ser cierto de los predicadores dentro de la comunidad de la Gracia Gratuita que comprometen la claridad del mensaje de gracia al insistir en definiciones poco claras de lo que significa creer.
Meisinger hace un excelente trabajo argumentando que la creencia es persuasión.
Uno debe creer el Evangelio, o rechazarlo con incredulidad. En Hechos 28:24, Lucas contrasta las palabras persuadidos y no creían (NBLA), mostrando que son lados opuestos de una moneda. En consecuencia, no creer significa no estar persuadido. Creer es estar persuadido sobre la verdad del evangelio. Por lo tanto, Lucas expresa el concepto de “creer” usando su sinónimo (Meisinger, “Salvation” [“Salvación”], p. 281).
Si estás persuadido de que algo es cierto, entonces lo crees. Punto.
Meisinger señala el uso que hace el Nuevo Testamento del verbo persuadir (peithō) tanto en el sentido activo como en el pasivo.
Por ejemplo, Lucas habla de tratar de persuadir activamente a las personas, tal como cuándo Pablo intentó persuadir a los judíos y a los gentiles acerca de la verdad (Hechos 18:4; 19:8; 28:24). Pablo estaba tratando de llevar a las personas a la fe.
Por otra parte, el Nuevo Testamento habla de las personas que estaban persuadidas (o no), como los hermanos del hombre rico que no están persuadidos por la evidencia de que alguien que se ha levantado (Lucas 16:31), o que estaban persuadidas de que Juan era un profeta (Lucas 20:6), o que estaban persuadidas de que Jesús es el Cristo (Hechos 17:3-4).
Y lo más importante de todo, Meisinger muestra que estar persuadido es lo que significa creer en Jesús para la vida eterna:
Nota como en Juan 3:36, estar persuadido se relaciona con la vida eterna: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer [apeitheō] en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Meisinger, “Salvation” [“Salvación”], p. 282).
Comprender que la creencia es persuasión no solo es bíblico, sino que es crucial para mostrar que la salvación realmente es aparte de las obras:
La pseudo gracia es la gracia que de alguna manera busca unir las obras con la fe solo en Cristo para la vida eterna. La gracia y las obras son ideas antitéticas (Ro 11:6). Si alguien enseña que debemos tener fe más cualquier otra cosa para ser salvos, entonces esa doctrina no es gracia. De manera similar, si alguien enseña que las obras son un resultado necesario e inevitable de la fe, eso no es gracia. Es una noción errónea de la salvación por la gracia por medio de la fe (Meisinger, “Salvation,” [“Salvación”], p. 285).
Meisinger presenta un caso excelente de que las definiciones erróneas de la fe conducirán a nociones erróneas de la salvación. ¡Estoy persuadido!
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Shawn Lazar es el editor de la revista Gracia en el Enfoque, y es el Director de Publicaciones para la Sociedad Evangélica de la Gracia (Grace Evangelical Society). Él y su esposa Abby tienen tres niños. Es pastor bautista ordenado. Tiene el Bachillerato en Teología de la McGill University y Maestría de la Free University of Amsterdam. Ha escrito dos libros: Beyond Doubt: How to Be Sure of Your Salvation [Más allá de la duda: cómo estar seguro de su salvación] y Chosen to Serve: Why Divine Election Is to Service, Not to Eternal Life [Elegido para servir: por qué la elección divina es al servicio, no a la salvación eterna].