¿Cómo deberías evangelizar?
Los lectores de este blog saben que promovemos el método de evangelización de Jesús. En marcado contraste con la gran parte de lo que sucede hoy en nombre del evangelismo, Jesús simplemente les decía a las personas que todo aquel que cree en Él tiene la vida eterna (Juan 3:15-18; 5:24; 6:47; 10:28-29; 11:25-26). Es así de sencillo.
El Señor declaró eso como un hecho. No hizo una apelación emocional al no creyente, y no trató de manipular al no creyente en una decisión basada en emociones como sucede tan a menudo hoy (no es que la fe sea una decisión). Jesús tampoco invitó a las personas a levantar la mano, caminar por un pasillo, firmar una tarjeta de compromiso, decir una oración de pecador, o comprometerse a seguirlo. ¡El Señor ni siquiera presionó a la gente para que crea! Simplemente declaró la verdad del asunto—es decir, si crees en Él, tienes la vida eterna—y la gente le creía o no.
Es Sencillo.
No obstante, la gente me ha dicho que el evangelismo de Jesús ahora es obsoleto porque el Señor no presentaba la cruz y la resurrección al evangelizara. Dicen que desde entonces ha ocurrido un cambio dispensacional, lo cual también ha resultado en un cambio dispensacional en el mensaje salvador. Antes de la cruz y la resurrección, se podría salvar al creer un mensaje tal como Juan 3:16, pero la promesa de vida ya no es suficiente para salvarse después de la cruz.
¿Es correcto? ¿Ha habido un cambio dispensacional en el mensaje salvador? ¿El evangelismo de Jesús fue efectivo sólo durante su ministerio en la tierra?
Aquí hay tres razones por las que el método de evangelismo de Jesús es normativo para la era de la Iglesia:
- Jesús es la cabeza de la iglesia, y nosotros somos su cuerpo. En otras palabras, a menos que haya una declaración explícita de lo contrario, Jesús es el estándar de la Iglesia para todo lo que hacemos, incluido el evangelismo. Las personas en la dispensación de la era de la iglesia no pueden mejorar la cabeza de la Iglesia.
- La promesa de la vida eterna es para el mundo. Jesús enfatizó que el amor de Dios por el mundo significaba que cualquiera (“todo aquel”) podía creer en Él para la vida eterna (Juan 3:16). Jesús no dijo, “todo aquel que crea durante los próximos 3 años, después de los cuales Mi oferta expira.”
- Juan escribió su Evangelio para los no creyentes en la era de la iglesia, mucho más tarde de que Jesús haya muerto y resucitado. De hecho, escribió el único libro de la Biblia que dice explícitamente que está escrito para los no creyentes para que puedan tener vida (Juan 20:31). Evidentemente, Juan esperaba que su libro fuera eficaz, no obsoleto.
Podemos estar seguros de que la promesa de la vida eterna es para la era de la Iglesia. Juan ciertamente pensaba de esta manera. De lo contrario, no habría escrito su Evangelio. (Por cierto, Pablo también predicaba la vida eterna (véase Zane Hodges, “Did Paul Preach Eternal Life?” [¿Pablo predicaba la vida eterna?], Sección II, aqui).
Pero déjame hacerte una pregunta aclaratoria. ¿Cuál, entonces, es la relación entre la cruz y la promesa de la vida eterna? Creo que nuestros críticos están confundidos en este punto, y creo que el Evangelio de Juan da respuesta a esta pregunta también. Esto es lo que escribió Juan:
“Pero éstas (señales) se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31).
Según Juan, ¿cuál es la relación entre las señales y creer en Jesús? Nota que, contrariamente a lo que dicen nuestros críticos, para Juan, creer en las señales no resulta en tener vida. Creer en ellas no es suficiente para ser salvo. Puedes creer en las señales y todavía no creer en Jesús para la vida eterna. Entonces, ¿para qué son las señales? Las señales son la evidencia dada para persuadir al lector de que crea que Jesús es el Cristo, es decir, el Dador de vida eterna al creyente (cf. Juan 11:25-27). En otras palabras, las señales no son fines en sí mismos. Son el medio para llevar a alguien a la fe en Cristo para la vida eterna.
Deberíamos evangelizar de la misma manera hoy. En lugar de imitar a tu favorito evangelista popular, imita a Jesús. Evangeliza como evangelizaba el Señor. Es decir, presenta Su promesa de vida eterna. Y si un no creyente necesita razones para creer, entonces presenta la evidencia relevante. Dile al no creyente acerca de las señales—especialmente que Jesús murió en la cruz por el pecado, y que se levantó de entre los muertos.
Pero no confundas las señales con el mensaje salvador.
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Shawn Lazar es el editor de la revista Gracia en el Enfoque, y es el Director de Publicaciones para la Sociedad Evangélica de la Gracia (Grace Evangelical Society). Él y su esposa Abby tienen tres niños. Es pastor bautista ordenado. Tiene el Bachillerato en Teología de la McGill University y Maestría de la Free University of Amsterdam. Ha escrito dos libros: Beyond Doubt: How to Be Sure of Your Salvation [Más allá de la duda: cómo estar seguro de su salvación] y Chosen to Serve: Why Divine Election Is to Service, Not to Eternal Life [Elegido para servir: por qué la elección divina es al servicio, no a la salvación eterna].