¿La Biblia enfatiza el aspecto eterno de la salvación? Cuando las personas del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento pensaban en la salvación, ¿Era “vivir para siempre” una idea nueva o básica? ¿Es algo que creían que Dios les proporcionaría?
Para contestar esas preguntas, considera Génesis 1-3.
Conoces la historia.
Sabes que Dios creó a Adán y Eva, y los puso en el Jardín del Edén.
Aquí está una pregunta: Si Adán y Eva no hubieran pecado, ¿Qué habría sucedido? ¿Habrían envejecido y muerto? ¿O habrían vivido para siempre con Dios?
Creo que habrían vivido para siempre, ¿no crees? Eso era el plan original de Dios para el hombre.
No es que Adán y Eva fueran inmortales.
Ser inmortal es ser incapaz de morir. Ya que Adán y Eva murieron, eran capaz de hacerlo. Era por eso que Dios les había advertido acerca de no comer la fruta prohibida. Trajo la muerte.
Y tampoco es que Adán y Eva tuvieran la vida eterna.
El concepto bíblico de la vida eterna es más “denso” que solo tener una existencia interminable. Tener vida eterna es tener la misma vida de Dios, lo que implica un renacimiento espiritual (Juan 3:3, 6), y participar en la naturaleza divina (2 Pe 1:4). Esa no es el tipo de vida que tenían Adán y Eva antes de pecar. Pero es el tipo de vida que necesitaban después de que hubieran pecado. Sin embargo, la existencia interminable es indudablemente una parte importante de tener la vida eterna.
Entonces, en Génesis 1-3, a principios de la historia humana y de las Escrituras, algo importante se perdió—vivir para siempre con Dios.
¿No es esa la gran tragedia de la caída?
Y ¿no es la historia de la salvación, desde Génesis en adelante, sobre volver a ese plan original?
La historia de la redención tiene como propósito responder a la pregunta–¿qué hará Dios? ¿Cómo puede Dios restaurar lo que se perdió?
¿Cómo puede el hombre vivir para siempre con Dios?
Aquellos de nosotros en el movimiento de la Gracia Gratuita sabemos que solo hay una respuesta: creer en Jesús para la vida eterna.
Si crees en Jesús para la vida eterna, tienes esa vida como una posesión actual (Juan 3:16). Si no crees, ya eres condenado (Juan 3:18).
Cuando Jesús evangelizaba, diciendo a las personas que creyeran en Él para la vida eterna y prometiendo a los creyentes que “no morir[ían] espiritualmente” (Juan 11:25-26), no estaba hablando un lenguaje nuevo y extraño. No estaba hablando de un tema nuevo en el que nadie pensaba ni esperaba.
Cuando Jesús habló de la vida eterna, estaba hablando el lenguaje de Génesis 1-3.
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Shawn Lazar es el Editor de la revista Gracia en el Enfoque, y es el Director de Publicaciones para la Sociedad Evangélica de la Gracia (Grace Evangelical Society). Él y su esposa Abby tienen tres niños. Es pastor bautista ordenado. Tiene el Bachillerato en Teología de la McGill University y Maestría de la Free University of Amsterdam. Ha escrito dos libros: Beyond Doubt: How to Be Sure of Your Salvation [Más allá de la duda: cómo estar seguro de su salvación] y Chosen to Serve: Why Divine Election Is to Service, Not to Eternal Life [Elegido para servir: por qué la elección divina es al servicio, no a la salvación eterna].