¿Gratuita o no?
Un día, una madre joven decidió que quería ponerse en forma. Había oído hablar de un benefactor adinerado quien fundó varios gimnasios y les otorgó suficiente dinero para ser gratuitos y abiertos para todos. Sin embargo, cuando ella visitó los gimnasios y preguntó acerca de la inscripción, descubrió que habían cambiado sus políticas.
El primer gimnasio ahora cobra $50 por mes, pero si usted no tuviera suficiente dinero, acomodarían su presupuesto.
Era gratuito inscribirse al segundo gimnasio, pero para retener su membresía, le costaba $75 por mes.
El tercer gimnasio afirmó que la inscripción era gratuita, pero dijeron que el pago de $100 por mes era una parte inseparable de ser un miembro.
El cuarto gimnasio también afirmó que la inscripción era gratuita, pero dijeron que si usted realmente fuera un miembro, pagaría entre $50 y $150 por mes para demostrarlo.
En contraste, el quinto gimnasio todavía era gratuito y abierto para todos.
Así que la madre joven se ha inscrito al quinto gimnasio, y utilizó el dinero que ahorró para ayudar a su familia y sus vecinos.
Añadiendo obras a la salvación
En la parábola, el fundador de los gimnasios quería que fueran gratuitos. Dio suficiente dinero para apoyarlos por completo a perpetuidad. No obstante, con el tiempo, los gimnasios comenzaron a cobrar por la membresía, violando los deseos expresos del fundador.
Algo semejante ha ocurrido con respecto a la salvación.
Jesús nos ofrece la vida eterna gratuitamente. Se la da a nosotros como un regalo, por medio de la fe en Él, aparte de las obras:
“Porque por gracia sois salvos, por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Ef 2:8-9).
La muerte de Jesús en la cruz pagó completamente por nuestra salvación. Ninguna obra nuestra es necesaria. Sin embargo, con el tiempo, las iglesias han añadido las obras como una condición de la salvación. Lo hacen de maneras diferentes, algunas más sutiles que otras.
Algunas iglesias abiertamente enseñan la salvación por las obras, pero son muy complacientes respecto a cuántas obras usted necesita hacer.
Algunas iglesias dicen que inicialmente somos salvos por la gracia, aparte de las obras, pero dicen que necesitamos obras para mantener nuestra salvación.
Algunas iglesias afirman que creen en la salvación por la fe, aparte de las obras, pero luego enseñan que hacer obras es parte de lo que significa creer.
Igual otras iglesias afirman que creen en la salvación por la fe, aparte de las obras, pero dicen que uno realmente no puede saber si es salvo a menos que haga buenas obras.
Finalmente, hay iglesias de la Gracia Gratuita.
No se trata de una denominación
Cuando uso el término “Gracia Gratuita,” no me refiero a una denominación. Me refiero a una escuela de teología en contraste con otras escuelas de teología, tales como el calvinismo, luteranismo, arminianismo, tomismo, adventismo, wesleyanismo, augustinianismo, y así.
Personas de muchas denominaciones e iglesias diferentes adhieren a la Gracia Gratuita en sus creencias.
Conozco a los adherentes a la Gracia Gratuita que vienen de las siguientes iglesias y denominaciones: Bautista, Los Hermanos de Plymouth, Iglesias Bíblicas, Capilla Calvario, Alianza Cristiana y Misionera, Iglesias Congregacionales, Evangélica Libre, Menonitas, ¡e incluso Metodistas Unida!
A los adherentes a la Gracia gratuita se puede encontrar en cualquier lugar – donde sea que las personas han oído y creído la promesa sencilla del Juan 3:16, que al simplemente creer en Jesús para la vida eterna, usted la tiene, y jamás perecerá.
Por lo que sé, las personas de la Gracia Gratuita son las únicas que enseñan que la salvación realmente es gratuita.
Por lo que sé, ellas son las únicas que predican que la salvación realmente es por la fe, aparte de las obras.
Es decir, usted no necesita obras para ganar, mantener, probar, o tener certeza de su salvación.
Es todo por la fe en Jesús.
Es todo debido a Su obra, no nuestra.
No me malinterprete. Nuestras buenas obras son útiles para muchas cosas diferentes, especialmente para ayudar a nuestros prójimos. Es por eso que Jesús mandó que amáramos a ellos–porque necesitan nuestro amor. Necesitan nuestra ayuda. Necesitan nuestros hechos de caridad, misericordia y generosidad.
Las obras son útiles. Pero no son una condición de la vida eterna.
La Salvación Eterna es solo por la fe, aparte de las obras.
Mantén la salvación gratuita. Es lo que pretendía Jesús.
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Shawn Lazar es el Editor de Gracia en el enfoque, y co-anfitrión de la Radio Gracia en el enfoque, disponible en iTunes y Stitcher.